Acabamos de ver la última película como director de nuestro amigo Robert de Niro, más conocido como Dear Bobby para sus conocidos. Suponemos que Matt Damon también le llamará así, porque si no, no se entiende. O a lo mejor sí. Veamos. La peli que se llama El buen pastor es un intento de hacer algo parecido a JFK de Olver Stone. Casi lo consiguen al menos con respecto al metraje. Todo para unas alforjas que luego se terminan desembalando en tres minutos al final, en una trama más que previsible sólo salpicada con algún giro de guión que pide algo más que ese final esperable.
Lo de Matt Damon es casi de broma. El encargado del casting no tuvo su mejor día al elegir a este tioquetodavíapareceunchaval, el cual tiene un hijo casi sin enterarse y sin enterarnos. Un hijo que podía ser su hermano, porque Damon siempre parece tener 25 años durante una peli que transcurre por un lado en el año 61 y por otro a partir del 35 en adelante. Por cierto que esta estructura da un poco al traste con lo que se cuenta. La respuesta quizá esté en Matt Damon o quizá esté en que la película juega a tener un equilibrio entre la autobiografía de Wilson, fundador de la CIA, y las propias andanzas de la CIA. La pena es que casi siempre cojea o resulta pesada, quizá porque los engranajes del guión no están lo suficientemente engrasados o simplemente porque la vida personal del Sr.Wilson carece de interés por lo manoseado que está el tema de hombrequesólosededicaasutrabajo pasando tres kilos de su familia.
En la familia destaca en lo negativo el papel, otra vez, de Angelina Jolie, tan sobreactuada como mala actriz, hasta que alguien se dé cuenta de que sus miles de centímetros cuadrados de sus labios no dan para llenar una pantalla de verdad. Lo mejor, los secundarios: Turturro, y sobre todo, un tío que ha envejecido muy bien: Alec Baldwin, que ahora parece hasta un actor y de los buenos.