miércoles, julio 30, 2008

Gallinas

En una conversación telefónica con una amiga allende los mares, me encontré soltándole una retahíla de improperios a la profesión de periodistas. Reflexionábamos sobre un mal sueño que tuve que, en realidad, era como una premonición de las cosas que van a pasar, a más tardar, este próximo invierno. Y hablábamos de que el periodismo ha muerto, de que se ha convertido, han convertido, pervertido, ese viejo y bonito oficio en una especie de mezcla entre partido político y empresa, lleno de gallinas que no dejan de cacarear lo que su jefe de turno les cuenta un día por la mañana, hasta que cambia de opinión en base a que ha conseguido lo que quería por dar la tabarra con ese cacareo. O sea que al final llegamos a la conclusión de que los periodistas son lo más parecido que hay a la gallinas. ¿Los gallos? Casi todo el mundo les conoce y a esos hay que tenerles miedo, o darles de comer aparte. Al fin y al cabo, el periodismo se ha convertido en un instrumento para conseguir algo. Y ese algo digamos tiene que ver con el dinero. Pero no quiero dejar mal sabor de boca al periodista que lea estas líneas: En El Dilema, una película dirigida por Michael Mann, aparece el mejor periodista que me he encontrado en mis años reales y de ficción. El personaje encarnado por Al Pacino representa lo que uno siempre admiró: la inteligencia, la verdad y la dignidad. ¿Cómo termina la película?

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