Encuentro
Le pareció que alguien la observaba. Levanto levemente la mirada hacia la ventana. Allí no había nadie. Le costaba respirar. El pañuelo atado a su cuello. El pelo le tapaba la cara. Se le pegaba al rostro. Sudaba. La piel ya le dolía. Amenazaba el amanecer con romper el sueño de aquella noche en que se había estropeado el aire acondicionado. Para su suerte, el aire corría en aquel apartamento mínimo, lo justo para una cama y un sofá. Allí empezó todo. Los roces, la mirada. Sólo hubo una. No necesitaron más. Las dos acompasaron sus gemidos y se aliaron en sus sueños. El sudor no fue más que un incendio en los ojos, que ahora buscaban besos en cualquier parte de su pequeño cuerpo.
1 comentarios:
Intenta recrear tu propio"Veraniego".Sería interesantísimo leerte,jejeje.
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