jueves, noviembre 08, 2007

En Malibu no hay sexo

En realidad, hay pocas cosas. El sonido del mar, el agua ya nos llega a los tobillos, diría Mike, un hombre de una gasolinera camino de aquí que presenciaba el día como quien presencia la ópera, la niebla lo cubre casi todo, menos sendas luces que anuncian comida japonesa y unos surferos que esperan con una cerveza en la mano a que mañana sea su día y se puedan llevar una ola y la chica del bikini de rayas que lleva demasiado tiempo en la arena mirando su móvil de última generación. Bueno, todo esto o casi todo me lo he imaginado porque acabamos de llegar al hotel, un sitio que está a medio camino de Santa Mónica, otra de las santas que adornan esta costa lleno de santos muertos. Los vivos, viven en la colinas y son las estrellas que a menudo vemos en la pantalla grande y también en la pequeña. Aqui, según el policía que nos ha escoltado hasta el hotel, el único peligro es encontrarse a las amigas de Lohan o a la Lohan mismo. Huid si aparece, nos ha dicho con una mano en la pistola y otra en su gorra, que le he pedido pero que no me ha regalado. Podía haber hecho un show de stripper maravilloso, pero mala suerte chicas y chicos, que no, que no me olvido de vosotros.
En Malibú también se hace de noche. Buscaremos un sushi bar y alguna barra donde sortear el destino. Y sonreír a alguien. Sonrían que nos hace mejores, y más atractivos y guapos...

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