lunes, noviembre 05, 2007

anoche hable (en futuro) demasiado

Es rara la sensación cuando te das ucenta de que estás hablando demasiado. Tienes que parar pero no sabes echar el freno. Sí, es intensa esa sensación. La viví porque cenábamos con unos amigos de Belén que estaban interesados en todos los temas en los que los europeos creemos que sabemos más que nadie: guerras, nazismo, historia, África, películas independientes... Fue una conversación. Sin duda, me acordé de ti y el pez en el agua con ese acento.
Quizá echaba de menos una conversación digamos en diagonal. Aquí la diagonal de Barcelona se llama Market Street, por razones obvias. Por razones no tan obvias, la andamos ayer casi en su totalidad. Pero con atajos hacia el Japan Town que no resultó tan floreciente como pensábamos. Luego discutimos si es que la hipermodernidad japonesa es trasladable a otros lugares del planeta. O si su hipermodernidad tiene que ver más con occidente de lo que en un principio nos parecería. Eso se lo tendré que preguntar a los viajeros japones que todavía me rodean. Hoy iba a ser nuestro último día en San Francisco, una ciudad que se despierta con el maquillaje puesto y luego no se lo quita po rla noche, dejando a vagabundas treintañeras en busca de un dólar despistado que le haga comer o que le haga fumarse un porro a su salud. Porque seguro que aquí los dólares sirven para liar la hierba que en otras partes del mundo se produce. Porque San Francisco sirv de casa sin techo. Por ahora.
Nos dijo Marc que Colin Powell, ése que aseguró con una foto que en Irak había armas de destrucción masiva en la ONU, lo sabía todo antes de empezar esta mascarada sin fin. Ves, como los europeos sabemos demasiado.
Pero no sabemos casi nada de este país. Que es tan grande.
Ah, ¿y quién se imagina una huelga de los guionistas españoles por los sueldos, cuotas en las ventas de DVD, etc...? Pues eso.

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