miércoles, octubre 17, 2007

el tiempo

Bush habla. Siempre termina con esa mirada entre socarrona y tonta como diciendo: no sabéis lo que estoy pensando. Yo tampoco. A lo mejor es su guiñol pero de eso yo no me ocupo. Tengo puesto en el ipod a José Gonzalez que es primo de Borja que a su vez es primo de Gustavo, ese que escribe la música de películas como Babel. Babel como Atlanta. Ayer fuimos a un mercado. Era como un mercado de abastos pero a la americana. Todo muy bien ordenadito, metido en pequeños envases. Garbanzos, lentejas, arroz, y toda las clases de comida que uno podía imaginar. Pero donde se concentraba la gente era en el sitio de las comidas precocinadas. Un símbolo de nuestro tiempo. El tiempo. No tenemos tiempo para nada. Ni siquiera para perderlo. ¿Cómo perder el tiempo? Hablando del tiempo, siempre me acuerdo de aquella película en la que se reptía una y otra vez el día de la marmota. Pongamos una marmota en nuestra vida. Ayer el coche de Belén amaneció con una rueda pinchada que es lo mismo que decir que amaneció triste, cojo, sin poder dar a su dueña aquello para lo que fue creado. Esta mañana he salido a comprar leche en lo que aquí llaman flip-flop, que es un como un ejercicio gimnástico de aquellos que el profesor te hacía repetir una y otra vez hasta que tu espalda estuviera recta con respecto al suelo. Mi suelo nunca ha estado recto. Mi espalda, sí.

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Porfa,dime el precio de las legumbres de ahí,no estoy loca,pero me da mucha curiosidad saberlo.Es que ahí la gente se muere de obesidad y aquí de anorexia;pajas mentales de las mías.

10:19 p. m.  

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