lunes, octubre 08, 2007

De películas empáticas


Este fin de semana estuve a punto de completar un trío... de buenas películas. Comencé el viernes con una sesión de lo más extraña. Vi Carlito's way o lo que es lo mismo Atrapado por su pasado que fue como la santa inquisición decidió titular la pelicula en este santo país. No voy a ponerme a hablar de la peli sino de la persona con la que vi cómo Al Pacino volvía sin remedio al mundo del crimen organizado. Fue extraño. Mi padre, una persona íntegra, honesta, conservadora, hsta un poco religiosa, eso sí con un poco de retranca en cuanto a Dios y esas cosas tridimensionales, fue atrapado por la película. Y eso que no se hablaba de otra cosa en la peli sino de drogas, sexo, asesinatos, fuck, fuck, fuck, en este caso, las circunstancias mandan, joder, como me jodas, jodete... No daba crédito a que se mantuviera más allá de las once de la noche para comprobar cómo acababan las desventuras de un pobre Quijote que termina abocado a luchar contra sus propios fantasmas convirtiendose en uno de ellos. Me pareció un ejercicio de valentía sin parangón por parte de mi padre que no se fuera al ver la primera raya esnifada o el primer atisbo de violencia (esta vez no gratuita) o las primeras tetas de la actriz en primer plano, duras, blancas, con pezones rosas y labios que despistaban. Me fui a la cama un poco sorprendido pero estúpidamente contento de haber visto esa peli (la cuarta vez que la veía, por cierto). El sábado fui al ¡¡¡cine!!! La nueva de Cronenberg me llamaba con fuerza y allí fui dispuesto a todo. Y sí, me lo pasé muy bien. Hasta me reí cuando Mortensen hacia de las suyas amputando miembros. Creo firmemente que Cronenberg se parte de la risa cuando filma una de estas secuencias. Estoy seguro. Retrata el mundo del hampa que te cagas de miedo, pero también de la risa. Única pega: bah, paso que luego me decís que soy un pesado al que en realidad no le gusta el cine, sino ponerlo a parir. No completé el trío porque ver el Precio del poder con Al Pacino, ese jovenzuelo que se intenta follar (y claro que lo consigue) a una adorablemente hija de puta como Pfeiffer me pareció demasiado para un fin de semana.
Y es que ya he escrito demasiado por hoy...

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