jueves, septiembre 27, 2007

Lo que tengo


El otro día soñé con Iciar Bollaín. No. No es lo que parece. Quiero decir que dormimos juntos, pero no pasó nada: fue muy agradable. Ella era muy agradable. Hablamos mucho. No me acuerdo. Nos pasa a todos. Lo pasé bien. La llevé a la playa o al menos lo intenté.

Aquí la arena es negra. La de la playa. Las siluetas son negras y las sombras más negras aún. El agua también es negra cuando juega con la arena allí donde batallan por un milímetro de espacio. La huella de tus chanclas se pierden cuando sube la marea. Porque la marea siempre sube, pero cuando baja puedo verte y puedo verme reflejado en tus gafas. Son nuevas y tienen el cristal muy grande. Son como un espejo. Pero enseguida te vas persiguiendo a no sé qué niño que te ha guiñado el ojo. Juegas con él, lo podrías hacer hasta el amanecer. Pero nos tenemos que ir. La playa me da hambre. Y el amanecer me da pavor a perder lo que tengo, lo he guardado aquí y lo que no comparto. ¿Qué tiene el amanecer que hace que me acurruque y que tirite de frío? No es frío, más bien es miedo de tenerlo. No me gusta y no tengo abrigo.

La pelota sigue botando y la marea ya se ha llevado tu huella. Estoy solo.

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

"La llevé a la playa o al menos lo intenté"me recuerda mucho a "Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela";el versos haciendo poesía o la poesía haciendo verso.
Me ha gustado mucho.

12:24 p. m.  

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