lunes, septiembre 17, 2007

Hippiesmo


Supongo que el título de este post no viene en la RAE, pero como soy el dueño de este blog me lo puedo permitir, ¿no? Contaré que ayer acabé con unos amigos en un bar hippie que hay en medio del monte en el norte de Tenerife. No, no es que la cabra se haya ido al monte a perder el norte, pero podría ser el comienzo de una buena historia de serie B. No, tranqui Tarantino, que esta historia no tiene sangre. Allí, rodeados de perros, de cervezas, y de gente con moto aparcada en la puerta, bueno, no, en realidad no había puerta, sólo una entrada. Los hippies odian las puertas, ¿no lo sabiais? Pues allí acabamos comiendo, sobre todo, pan porque teníamos más hambre que el perro de un ciego (aquí un inciso: que alguien me explique lo del perro y lo del ciego, please) y en ese bar tardaban una eternidad en servir. Todos muy majos, pero casi entro en la cocina para hacerme mi propia comida. Pues allí entre perros estaba un bebé muy rubio y con cara de señor mayor (es que hay bebés que tienen una cara de mozo de cuarenta años), unos ocho meses tendría la criatura, dando cuenta de un pedazo de pan. La madre, a su vera, fumándose un porro de marihuana. Eso me hizo pensar sobre los cuidados que merece un bebé y de qué pasaba con los bebés cuando la humanidad no llegaba a ser humanidad. Quiero decir que hay leyendas sobre bebés amamantados por lobas y cosas de esas (de las que Iker sabrá mucho más que yo). Aquellos bebés vivieron o murieron pero acostumbrado que estoy a ver a los bebés sólo rodeados de padres, abuelos, tíos, primos, hermanos, etc... preocupados porque no les falte de nada y porque estén bien atendidos, me hace pensar sobre nuestra fragilidad como ser humano que, en realidad, dura hasta que alguien nos quita la vida antes de que nosotros nos hagamos justicia con nosotros mismos. Casi al final de la comida (fueron tres horas de panes y peces) me fijé en que uno de los motoristas llevaba en su chupa de cuero raído y viejo (bonito para mí gusto) la siguiente leyenda: Ride it like you stole it (que creo que se traduce: Conduce como si la hubieras robado). Fatídica coincidencia con un reportaje que emitieron en informe semanal el sábado. El lado oscuro de la moto se tituló. Así que tengan cuidado y no roben cosas. Bueno, como decía un cantautor canario muy buena gente, en El corte Inglés sí.

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