martes, junio 06, 2006

Rocio y la censura (nosotros estabamos bailando en el Primavera Sound)


Ultimamente hemos asistido a debates sobre el tratamiento que se da en los medios de comunicación a la muerte (claro, a la muerte de Rocío Jurado). No salimos de nuestro asombro cuando ahora todos nos rasgamos las vestiduras ante el modo que tienen los medios en general de asomarse a la vida de los llamados famosos. Parece que muchos no se han dado cuenta de que esto lo hacen durante todo el año. A lo que otros muchos responderán (lo sabemos de buena fe) que la televisión es libre de tratar los temas como quiera porque son empresas privadas y cada uno hace con su televisión lo que le venga en gana. Bien. Ahora la pregunta es: ¿qué es la televisión? ¿Para qué sirve? ¿Qué provoca la televisión cuando se la deja en el mercado sin ningún tipo de regulación?

A esta última pregunta la respuesta es sencilla: provoca lerdos o gente que sólo ve, habla, reflexiona sobre la vida de los famosos. Porque la tele utilizando el símil de lo que ha pasado con Enron en un mercado desregularizado se convierte en la más fantástica obra humana creadora de lerdos (bueno, Enron en este caso provocaba el caos y que crecieran de manera exponencial las cuentas corrientes de unos pocos). Otros contestarán que existe una regulación: el mal llamado código de conducta de las televisiones. Estamos de acuerdo en que existe, pero de qué sirve este código. De nada.

Nosotros desde aquí queremos exponer una solución que nos parece acuciante por su importancia. Muchos nos llamarán censores o fascistas. La verdad es que puede que lo seamos: prohibir ese tipo de programas o al menos, relegarlos a partir de la medianoche. Como el porno. ¿Porque alguien me puede explicar la diferencia entre las consecuencias de ver porno todo el día con ver programas del corazón todo el día?. Darle el mismo tratamiento que le damos al porno sería un gran paso de la humanidad (conste que aquí nos encanta el porno). Sí, ya sé que parecemos unos intensos. Pero volvamos a nuestra hipocresía occidental, progre y europea: ¿desde cuándo criticamos a los norteamericanos por su censura al sexo y no a la violencia ya sea en el cine o en la televisión? ¿no nos merecemos nosotros una autocrítica por permitir el porno del corazón? Porque si no, tendremos unos hijos o sobrinos o nietos catedráticos en corazón e ignorantes de la vida, vida que, por cierto, hubo mucha en el primavera sound. Grandes Flaming Lips, y grande Wayne Coyne.
http://www.youtube.com/watch?v=GvAIaDPKKV8&search=primavera%20sound

2 comentarios:

Blogger Siete ha dicho...

Veo que usas a La Más Grande como excusa para retomar una conversación trillada... Qué falta de respeto, dioses.
Pongamos porno a todas horas, sí, y confiemos en el criterio (sí, ya) de los padres (pfff) preocupados y esforzados (...) en la educación (eso era...??) de sus hijos (aquellos monstruitos); pero no nos enclaustremos en preciosas leyes, que a la larga, no sirven de nada.

Lo que decía el otro día. Si la sociedad no sabe evitar irse al garete ella solita, sin que la fuercen unas regulaciones, ojalá nos volvamos catedráticos de la mayor basura, y no sepamos pensar. Nos lo merecemos. Y es más, así quizá dejemos sitio a otros que sí tengan algo en la cabeza.
Si es que los hay. ;)

2:05 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

repitamos ya que estamos repitiendo: pues que se cambie el código, o mejor, los castigos.
pero a mi que no me digan que más cosas no puedo hacer, que no me mola.

7:25 p. m.  

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