sábado, agosto 09, 2008

Solo necesito un minuto

Estaba solo en el Metro. Las estaciones solitarias son un signo del verano: el calor, por supuesto. El aire acondicionado a tope, también. Sólo con verla supe casi cómo se llamaba. Me quedé mirándola un rato. Observé sus uñas sin pintar, sus chanclas de color negro, sus pantalones que apenas le cubrían las rodillas. Tenía una camiseta mínima de color verde, el color por lo visto más de moda. Leía un libro, casi agarrotada a las páginas de las que no despegaba la mirada alemana. El libro eran alemán, así que no me enteré qué estaba leyendo. Con la cara lavada. Aún si cierro los ojos me la puedo imaginar. Pilló la línea 10 hasta Alonso Martínez. Allí su vida y la mía tomaron rumbos diferentes. Son las cosas que tiene Madrid.

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