miércoles, diciembre 26, 2007

El padrino

Ayer vi el Padrino I parte. La vi con mi padre y con mi hermano. Me hice la traslación de la historia de la peli a la historia de mi familia, pero supongo que allí faltaba mi abuelo, que era el capo, el jefe, pero venido a menos, una especie de Vito Corleone pero mucho menos violento. En las segundas revisiones de película es en donde se halla la esencia de lo que en realidad quieren contarte. En El Padrino hay muchas grandes historias. Uno elige la que le gusta más y la sigue hasta el final, aunque no pase en la gran pantalla. ¿Qué hacía Kay mientras Michael se liaba con una siciliana "más griega que italiana"? Se la imaginaba uno por Central Park con un libro y quizá un sombrero de algún color atrevido, buscando el sol entre las sombras de esos árboles centenarios? ¿O quizá durmiendo en su cama semidesnuda con un gin tonic a medio acabar? ¿O escribiendo cartas de amor sin dirección postal? Pero luego Kay volvía a la pantalla, enamorada, dulce, llorona e ingenua. Era lista pero ingenua. Eso me llamó la atención.

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