lunes, septiembre 11, 2006

De Miami a Sydney


O de la aburrida película de Michael Mann a la estupenda novela de Elliott Pearlman. Ayer vimos la esperada corrupción en Miami. Sólo hizo falta minuto y medio para comprobar que aquello no iba a tener futuro. En uno de los primeros dialogos de la película, en una discoteca atestada de gente y muchos polícias pululando por ahí, Colin Farrel tiene una conversación con una camarera. La conversación de por sí es estúpida, parece que nos quiere decir que Sonny es un encantador de mujeres (claro, que esto no hace falta explicarlo otra vez porque ya le vemos la pinta de chuloputa que tiene). A lo que ibamos. Pues por arte de magia en la conversación la música casi desaparece y el diálogo se escucha perfectamente. Conclusión: la película se parecerá poco a la realidad que esperabamos de uno de los mejores directores estadounidenses. Efectivamente, sin mucho que contar durante las casi dos horas y media siguientes, mal contado, en fin, una chapuza.
Y por eso nos vamos a Sydney, para comprobar que las historias existen. Y las historias bien contadas también. "Ambiguedad" es un fresco donde los espiritus bajos y altos, las contradicciones, la melancolía, el ser humano en su pureza y en su crudeza, con un ritmo endiablado y contada desde siete ángulos diferentes. Toda una estructura narrativa que nunca se viene abajo. Un espectaculo de novela que sirve al menos para compensar que Michael Mann ha hecho una película mala, o como díria Rocío García en EPS, una bella película llena de contrastes. (Y a la pregunta de por qué esa foto la respuesta es muy sencilla: nos aseguranque las chicas de la foto son de Sydney)

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