miércoles, octubre 22, 2008

La suerte que tengo de que esa sonrisa me sonría

Al sol, sabe mejor un café que despierta el alma, esa que se levanta y me dice ¿qué tal? Luego se sienta y es como sumergirse en un mundo que está más cerca de algo que no conocemos pero que ansiamos los nómadas del alma. Y entonces es cuando ese café se disuelve en la sangre, que ya no es mía, y que es de los dos, y de esa conversación que desea sofá y cama, sábanas y sombras juguetonas, con sólo la silueta de tu persona uno se hace más de ti.

2 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Esos ojos verdes...por dónde estarán?Saltando entre montañas?

1:30 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Al terminar de leer he dicho: ¡¡Qué bonito!!

12:55 p. m.  

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