sábado, junio 06, 2009

Reflexión

Se oyó la puerta cómo se cerraba. El tintineo de las llaves del coche, el suave aire casi de madrugada y algún ruido de coche nocturno le acompañaban en su camino sin retorno. Ya se suponía que no podía volver, aunque esto ¿quién lo decidía? ¿Era el pasado, el presente o el futuro? Se paró a pensar. Dejaron de sonar las llaves, apretujadas en ese brazo ejecutor, todavía sudoroso y febril...

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