lunes, enero 28, 2008

Llamadas

Esta tarde paseaba por el Puerto y me encontré con unos diez inmigrantes que hacían cola delante de una cabina de teléfonos. Todos aguardaban su turno para hablar con alguien. Uno se puede imaginar que es para hablar con su familia, pero luego me paré a pensar si su familia tendría un teléfono en su casa. Me dije que no. Así que me quedé sin respuestas o al menos sin las respuestas que uno quiere encontrarse. Así que me asaltó la duda de a quién llamaría esa gente que toma un cayuco o que se cuela en cualquier sitio para dar con sus huesos en este otro sitio. También me pregunté dónde vivirían y si realmente la llamada que iban a realizar les iba a poner triste o contentos. Recuerdo que el que hablaba en ese momento tenía una sonrisa de oreja a oreja así que eso me sirvió de alivio, aunque no sé exactamente alivio de qué. Quizá les estaría contando a sus familiares que Zapatero les ha prometido devolverles 400 euros en junio para que sepan lo bueno, o lo muy bueno que es ahorrar en esta vida. Así que esta vez no llamó a cobro revertido.

4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

muchos inmigrantes traen números de móvil para contactar con gente de sus países que ya vive aquí. Otros muchos llamarán a sus casas, donde si su familia no tiene teléfono, algún vecino sí tendrá. Tu abuela tenía el único teléfono de su barrio en los años 40, donde se recibían las llamadas de venezuela y de cuba de todos los vecinos y parientes.
Llaman para responder a anuncios de trabajo y de habitaciones de alquiler. Llaman a sus iglesias o a los centros cívicos de sus países, a sus bares.
Es un error pensar que la gente viene de lugares donde no hay teléfonos. Los teléfonos llegan a todas partes, y las palabras bonitas también, lo que pasa es solamente una cuestión de grado: más o menos teléfonos, más o menos palabras bonitas.

8:45 p. m.  
Blogger David ha dicho...

Lo ves con dureza, quizá ellos lo vean con nostalgia... Quizá sea la llamada de la esperanza, o quizá no, en cualquier caso, a veces yo también me pregunto, entre otras cosas, si la posibilidad de vivir en una sociedad de consumo es realmente un privilegio.

He visto mucha más gente enferma aquí, ahora eso sí, con lo buches llenos... pero con el corazón vacío, que en lugares donde el teléfono no suena.

En cualquier caso, felicidades, buena reflexión.


David

9:29 p. m.  
Blogger MademosilleJulie ha dicho...

http://www.myspace.com/scoutniblett

Primavera sound 08

1:48 p. m.  
Blogger Doisneau ha dicho...

La imagen del otro lado de la llamada: “Toda una familia desplazándose al pueblo más cercano porque Abdul les dijo que su hijo llamaría hoy a las 11.30h.
Les produce un cosquilleo hablar por ese aparato y oír la voz de su hijo Ishmael.”

4:12 p. m.  

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