jueves, octubre 12, 2006

Acerca del matrimonio (aviso: no leer si estás casado/a o si estás pensando en ello)


No, no hay boda a la vista. Todo lo contrario. Pero para los escépticos de esto o, mejor dicho, para reflexionar un poco sobre este tema al que tantos asuntos van unidos (felicidad, sexo, hijos, violencia, autoestima, necesidad de querer o ser querido da igual cómo,...), ahí va un diálogo de dos de los protagonistas de un libro de Julian Barnes que se llama Metroland.

“Poco antes de venirme se casó una amiga. Tenía mi edad, alrededor de treinta años. Una semana antes de la boda, íbamos a ir al cine los tres pero ella se resfrió o algo así y yo fui sola con él. Acabamos hablando del matrimonio. Me comentó las ganas que tenía de casarse, y cómo esperaba que las cosas les fueran bien aunque todo el mundo tuviera sus altibajos…. Vamos lo que se dice siempre. Luego añadió, “para ser sincero, no es, desde luego, el amor más grande del mundo”.
-¿Cómo reaccionaste tú?
-Al principio me chocó, en parte porque se casaba con mi amiga, pero, sobre todo, porque me costaba creer que alguien se casara sin estar previamente convencido de que a nadie en el mundo había querido antes con la misma intensidad.
-¿Se lo dijiste a tu amiga?
-No. Porque después de pensarlo me di cuenta de que no estaba en absoluto sorprendida, de que su comentario era más admirable que otra cosa. Y de que probablemente mi amiga tuviera similares reservas aunque no las dejara traslucir. Además, ambos eran personas razonables y no eran imbéciles ni débiles de carácter de modo que pensé que no tenía derecho a interferir.
-Hiciste bien
-Pero lo que más tarde me produjo verdadero desasosiego, fue verlos el día de la boda, ofreciendo la misma beatífica imagen que cualquier otra pareja. Eso me hizo pensar que, lo más probable, es que todas llegaran al matrimonio con parecidas reservas".

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias a Dios (o probablemente al Diablo, que seguro no tiene tantos sentimientos de culpa, de sacrificio, de lo que debe ser y un interminable etcétera) no todos llegamos al matrimonio con las mismas reservas. Aunque parezca raro, aún existe gente que se casa única y exclusivamente por amor y entre ellos mi mujer y yo. Supongo que lo suyo es darle las gracias al Diablo. Ahí queda.

8:49 p. m.  

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