martes, diciembre 15, 2009

Visiones

Ayer tarde noche compaginé el cine con el gospel. Cine, Celda 211, película fuerte, con guión sólido. Más tarde fui a mi primer concierto de gospel. Sabor agridulce, espectáculo entrecortado por las facultades del speaker para batir palmas y acallar a su coro, que era precisamente para lo que el público había pagado su entrada. ¿O les gustaba más al show que el speaker se montaba a nuestra costa? Ya no lo sé. No sigo los realities, más bien me dan asco, y es posible que esa desafección me ponga fuera de onda. Aunque siempre he pensado que si pago por un concierto quiero que me canten, no que me entretengan un rato. Que me entretengan cantando. Para otros entretenimientos tengo un libro.
En realidad yo quería escribir sobre la visión que en estos sitios hago del público. Ayer en el espectáculo de gospel quizá estaba más justificado. No había nadie de procedencia asiática, ni sudamericana o africana. Todos éramos blancos. También todos éramos blancos en el primavera club y en muchos, para mí ya demasiados, lugares dedicados a la cultura en los que he estado en mi vida, incluso en los que he estado trabajando tanto radio, cine, televisión.
En los colegios, en los supermercados, en las plazas, en los hospitales ... está la gente de diversas procedencias. La cuestión es si en la cultura se está haciendo algo por servir a esa integración que no veo.

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

bienvenido!

9:18 p. m.  

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