Cinco minutos
Intento dejarme en Madrid cinco minutos. Cinco minutos de no tener que ir a ningún sitio. Lugares de silencio y de voyeurismo, de soledad y de comodidad ante el gigantismo de una ciudad que no pierde por ahora a las personas. El sol apenas luce. La nube persistente y plateada, seguro que ya tiene nombre, aparcó allá arriba hace unos días. La noche sigue siendo bruja, el día dura cinco minutos. Mis cinco minutos. Cinco minutos, repite el despertador cada cinco minutos.
1 comentarios:
Esos mismos son los que pide mi cuerpo cada mañana...
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