lunes, septiembre 21, 2009

Prosperidad abundante s.l.

Este texto de José Antonio Marina es un comentario de hace seis años sobre un libro de Castells y Himanen sobre el futuro, el progreso, la información, la tecnología. Hace seis años...
El título de este post es el nombre de una tienda que hay a la salida de un centro comercial Alcampo en el norte de Tenerife y que me ha dejado en estado de shock:

Los libros sobre globalización, nueva economía y tecnologías de la información proliferan hasta el agobio. Entre tanta barahunda quiero llamar la atención sobre esta obra, de título un tanto anodino, escrita por dos autores conocidos del lector español.

No siendo su libro más importante, el que comento es el que más me ha interesado de su copiosa producción. Es ágil, documentado y contundente. Pekka Himanen es el autor de un reciente libro sobre las interioridades del mundo informático que se publicó en español con el título La ética del hacker y el espíritu de la era de la información.

La globalización despierta intensos recelos y animadversiones. Se la acusa de destruir el Estado del bienestar, favorecer las desigualdades económicas y aniquilar las identidades culturales. Los autores pretenden demostrar que esas catástrofes pueden evitarse. Afirman que el actual modelo tecnológico-económico no nos mete a todos en el mismo troquel, imponiéndonos una uniformidad forzosa, sino que deja amplio espacio para una elección política basada en valores éticos. Tras su crítica al vigente discurso del determinismo económico, a muchos políticos y economistas se les verá el plumero.

Castells e Himanen consideran que hay tres grandes modelos de economía informacional: California, Singapur y Finlandia, con concepciones diferentes del mundo, que se pueden resumir en tres ecuaciones. California= sociedad de mercado+ Democracia. Singapur= Sociedad de mercado + Autoritarismo. Finlandia= Sociedad de mercado+ Democracia + Estado social. Finlandia, pues, es real flagrante de heterodoxia porque que el Estado del bienestar y la nueva economía son compatibles. En efecto, los datos mues- tran que el modelo finlandés combina una economía dinámica con una intensa justicia social y una protección colectiva del trabajo. Lo más importante de este libro es que demuestra con hechos que muchos de los sedicentes dogmas económicos son solo eso: dogmas, no razones. Es evidente que hay un Estado del bienestar de la mangancia y la sopa boba, que es incompatible con todo progreso. Pero hay otro Estado del bienestar que defiende la exigencia y el mérito, un Estado promotor que fomenta la iniciativa de los ciudadanos y estimula la innovación, y éste puede competir eficazmente en la economía actual. Los autores aseguran que las nuevas tecnologías animan a construir un “infor- mal welfare state”, un Estado del bienestar hecho posible por y para el mundo informacional.

Además, demuestran que el éxito finlandés no ha sido casual sino el resultado de un proyecto estudiado y realizado concienzudamente. Los finlandeses se empeñaron en globalizarse a su manera, respetando su identidad. Y ésto nos permite a todos sentirnos más libres, y desoir esa continua apelación al destino férreo de las leyes macroeconómicas con que nos vapulea. Resulta, pues, necesario plantearnos un modelo de globalización. El sistema de mercado, la nueva economía, la tecnología de la información, la globalización financiera pueden integrarse en proyectos éticos sin perder por ello su eficacia.

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