Entre dos tierras
La de afuera, casi grita con ese murmullo del viento que asola a las islas con menos sombras. La de adentro, se difumina entre el ardor guerrero de un escritor de Jaén que es la tierra de los proscritos. O era. La de afuera, se cansa de llamarme por mi nombre que no es el mío. La de adentro, desvela misterios poco a poco como si fueran secretos de amantes. La de afuera, no duerme nunca, intranquila pasea su vida y su muerte en la balanza quebradiza del tiempo. La de adentro, ve más allá y no le gusta. Se esconde y se marchita, como la flor de San Jordi.
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