domingo, agosto 23, 2009

La revolución francesa

Hasta 1789 hay que retrotraerse para comprobar la mentira que es aquello de lo políticamente correcto. Nada fue menos políticamente correcto que aquella revolución que trajo los valores democráticos, de la separación de poder y no sé cuántos más que son ahora parte de la biblia política que conlleva el ser civilizado. Rodaron cabezas. La contradicción con lo que vivimos ahora es brutal. De la crisis económica por ahora sólo se han salvado delante de nuestras narices todos los bancos y el sector financiero en general que incurrieron, todos a una y con todos los parabienes gubernamentales, en grandes fiascos. El gobierno que nos hemos dado les ha procurado un colchón en el que ahora descansan incluso con beneficios notables. El paro sigue subiendo, la educación a la cola de Europa, la productividad por los suelos, la vivienda por las nubes, el turismo en caída libre, el cambio de modelo económico una utopía,... pero aquí no rodarán cabezas: somos políticamente correctos. Lo que cada día más tiendo a pensar es que somos políticamente gilipollas. Con todo mi respeto.

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