miércoles, julio 16, 2008

Ciegos

Yo trabajo (al menos, por ahora) en una empresa de construcción. Lo que ha cogido de sopetón y por sorpresa a muchos no era más que una crónica anunciada desde hace al menos un año. Desde que los bancos cerraron el grifo, no hay nada que hacer. Las empresas caerán una tras otra hasta que se abran otra vez los pulmones de la economía que no son más que los flujos de caja, donde el dinero es el aire, el oxígeno. Claro que no son los únicos culpables. Se sabe que las inmobiliarias y alguna que otra constructora han comprado suelo hasta decir basta y se han endeudado hasta las cejas con el propósito de conseguir más beneficios de los que tenían. Todo esto ha sido una carrera loca por forrarse antes que el que tenías al lado, y esto pasa factura. Que ahora quieran que el gobierno les eche una mano es de juzgado de guardia. Rompieron el saco de la avaricia (muchos más le seguirán en esta locura) y ahora quieren socializar los gastos.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

buenísima, sobre este tema, la columna de lucía méndez hoy 16 de julio en el mundo.

12:33 p. m.  

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