Dos muchedumbres
Una me la encontré delante del cuadro de los cuadros: Guernica de Picasso. Eran franceses, italianos, una chavalada con ganas de conversar y hacer un poco el ganso, aunque sus profesores se esforzaran en explicar lo inexplicable, delante de este cuadro para el que ya no hay adjetivos. Hasta en la librería del centro de arte Reina Sofía había más silencio. No es de extrañar. Los libros no hablan. Por ahora, que diría el ebook.
La segunda muchedumbre la vi entrar todos en orden a la tienda de Zara de Gran Vía. La muchachada iba encantada. Todos españoles del extrarradio. El sitio perfecto para ellos. Algún día serán engullidos.
La segunda muchedumbre la vi entrar todos en orden a la tienda de Zara de Gran Vía. La muchachada iba encantada. Todos españoles del extrarradio. El sitio perfecto para ellos. Algún día serán engullidos.
2 comentarios:
si los libros no hablan...pero dicen tantas cosas...será que no hace falta hablar?
la muchudumbre me ahoga. pero a la vez me hace ser...diferente. amo las muchedumbres...de lejos...
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