martes, enero 05, 2010

Up in the air

La última debacle de Air Comet unida con la broma de mal gusto de Easyjet a pasajeros que querían hacer valer sus billetes para volver de Marrakech me recuerda a aquella ocasión en que estuvimos mi equipo y yo esperando por nuestro equipaje durante tres días en Tripoli, que para que todo el mundo lo sepa está en Libia, no en Italia, Suiza o Francia que es realmente adonde enviaron nuestro equipaje durante esos tres días de sonrojo. Nadie de KLM sabía dónde estaba el equipaje y por tanto cuándo llegaría a su destino, ese que señalaba la etiqueta. Ni siquiera la pobre muchacha que me atendía desde Amsterdam a la que insulté gravemente acordándome de su madre, tanto en un inglés exquisito como en un castellano ramplón. Ni así me colgaba el teléfono la simpar holandesa refinada.
Al final, KLM indemnizó a la productora que nos pagaba. ¿Cómo, se preguntarán ustedes? Les contaré un secreto: les amenacé con un par de que toda la aventura sería contada en un medio de comunicación a escala nacional. Sólo tardaron horas en calcular y hacer el ingreso en la cuenta corriente respectiva.
Moraleja: las empresas de esa calaña, o sea todas, sólo harán caso al ciudadano cuando éste se comporte a su altura mafiosamente hablando.
Más claro, el agua Perrier.

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